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garbanzos salteados con ajetes y setas

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Ahora mismo se supone que tendría que estar escribiendo un pequeño ensayo titulado "Aplicación de la razón pura al sentimiento del amor". Así, en frío. No preguntéis. Yo he decidido pasar por ahora del tema y hablaros a vosotros de unos garbanzos con ajetes, que me es más familiar y cercano. No sé que tal le parecerá al profesor, será cuestión de llevarle una tarterilla para que cate. Se conquista por el estómago, dicen...

Por otro lado me pronosticaron que hoy me sentiría como si una manada de mil ñus hubiese pasado por encima de mí. Los veo. A los 1000. Y subo dos camiones como el de Mandyfans absoluta de la redacción de la noticia ¿gran piloto? ¿pésimo navegante? JUAS—. En un intento de sentirme fuerte y sabiendo que son el punto delicado de mis "menuses" hemos comido un resultón y primaveral plato de garbanzos.

Aunque hoy, mayo, marcea y quien hubiera pillado un buen cocido de mi padrino. Ays.
 

Un garbanzo no hace puchero, pero ayuda al compañero.

Que sapiencia ;)


Ingredientes.

· 400 g de garbanzos cocidos (un bote de conserva).
· 6-8 ajetes tiernos.
· 400 g de setas variadas (champis, shiitake, pleorotus).
· Una cebolleta.
· Aceite de oliva.
· Sal y pimienta.
· Perejil picado.

Preparación.

1. Pelamos y picamos la cebolleta. La pochamos en una sartén con un par de cucharadas de aceite de oliva.

2. Picamos los ajetes y los añadimos a la sartén a fuego medio.

3. Incorporamos los garbanzos cocidos bien lavados (si son de bote) y dejamos que se doren.

4. Lavamos las setas, las troceamos y las salteamos a fuego fuerte en otra sartén. Esto último es opcional. Yo no quería que soltasen demasiada agua en el salteado de garbanzos y por eso preferí hacerlas en una sartén diferenciada.

5. Juntamos las setas con los garbanzos. Salteamos durante unos minutos, salpimentamos y espolvoreamos con perejil picado.

Recomendaciones.


- Incorporar también unas espinacas frescas picadas. Yo iba a hacerlo, pero se me olvidó. Ahora las espinacas están en la nevera esperando una nueva puesta de largo.
- Un par de guindillas tampoco le van a sobrar.

postre de queso y fresas

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Siempre hay que dejar un huequecillo para el postre.

Aunque lo mejor de esta receta ha sido descubrir que ricas están las soletillas mojadas en zumo de naranja y un poco —ejem, poco— de ron. Técnica interesante para amenizar las mañanas de ordenador.

Una alternativa más a los postres con fresas (recordad que esta es y será mi greatest hit). Es una versión de esta mousse de queso y fresas del blog Rico sin azúcar, muy recomendable para visitar.

Hoy tengo poco rollo. A veces pasa.

Ingredientes. (4-6 vasitos)

· 250 g de queso quark.
· 125 mL de nata para montar (35% m.g.)
· 250 g de fresas.
· Azúcar.
· Una cucharadita de vinagre de módena.
· 12 bizcochos de soletilla.
· Zumo de una naranja.
· Un par de cucharadas de ron.

Preparación.

1. Lavamos y picamos menudamente las fresas. Añadimos una cucharada de vinagre de módena y una cucharada rasa de azúcar. Dejamos macerar.

2. Troceamos los bizcochos de soletilla. Los bañamos en la mezcla de zumo de naranja y ron. Tened cuidado de que se mojen lo justo para que no se deshagan. Colocamos en el fondo de los recipientes.

3. Batimos el queso quark con azúcar al gusto con una batidora de varillas.

4. Incorporamos las fresas al queso y mezclamos con una espátula.

5. Montamos la nata con las varillas. Es mejor que previamente tengáis un rato la nata y el bol en el congelador. Volcamos la nata sobre la mezcla de queso y fresas y mezclamos con movimientos circulares. Es el momento de rectificar de azúcar.

6. Rellenamos los moldes y dejamos enfriar, al menos, un par de horas.

Recomendaciones.

- Usad unos recipientes más bajos y anchos que los míos, porque lo rico es que con cada cucharada se tomen crema y bizcocho.
- Se pueden utilizar otros quesos crema (ricota, mascarpone, etc).
- Es algo complicado montar esa cantidad de nata, por ser poca. Podéis aprovechar para para montar más para alguna otra preparación o variar tranquilamente las cantidades según lo que tengáis a mano. En la receta original son 500 g de queso por 200 mL de nata. Mi tarrina de queso tenía 250 g y me quedaban aproximadamente 125 mL en un brick así que por eso han sido esas cantidades.
- Es preferible sacarlo de la nevera un ratito antes de que vaya a ser consumido.

hummus y baba ganush

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Hay ocasiones que los planetas se alinean. 

No ha mucho tiempo que vivía... digo, que María vino sugiriendo que hiciéramos hummus de berenjenas y de garbanzos. Servidora, como es redicha, le dijo que de hummus de berenjenas, nanai —una tía mía tuvo un novio que se llamaba Nanai, le recuerdo como un gran tipo, nos hacía caso a los sobrinos—. Que en todo caso mutabal. Que no mezclara el tocino con la velocidad. A servidora se le hizo notar, sutilmente, que más bien la diferencia se asemejaba a la que existe entre el tocino y la manteca.


Aunque no deberíamos estar hablando de tocinos y mantecas en un plato vegetariano. Prosigo.

Yo comenté que llevaba tiempo buscandotahini, y hacer hummus sin, me daba penica. 


Y el tiempo iba pasando. Hasta que... el sábado por la mañana, en la II Feira de Economía Social de Coruña, me encontré un bote de tahini de una cooperativa de Negueira de Muñiz, un poblado peculiar (antigua comuna "hippie") al otro lado del embalse de Salime. Evidentemente, la compré.

Además el domingo venía a cenar —por última vez en un tiempo, snif— una vecina de los hippies, una Carrín de Fonsagrada. Así que era el momento de abrir el tarro y estrenarlo con hummus y darnos un festín. Que rima con Carrín.


Como sobraron la mitad de los garbanzos, había que repetir. Que drama, ¡oh cielos!

Así que aprovechando la ocasión he preparado baba ganush (como se llama en Siria o Palestina), que es una especie de paté de berenjenas con historia curiosa y altamente "tradicional" detrás de su nombre. Significa coqueto y vicioso y a este plato se le otorgaban poderes de dulzura y seducción. Aquellas mujeres que lo consumían se veían afectadas por estas cualidades, siendo esto un arma de doble filo. Por un lado las madres incitaban a sus hijas a comerlo, con fines claros de búsqueda de ..., pero en su versión más moralinística, era una tentación prohibida.

Aquí os dejo estos dos entrantes del otro lado del Mediterráneo que con el tabouleh—que también jalé ayer— han conformado una semana muy arabesca, y es miércoles.

PD. Si os gustan estas historias de mil y una noches tanto como a mí os recomiendo hoy dos cosillas. Este blog sobre cocina marroquí, alucinante, y un libro más genérico sobre cocina árabe.


PD 2. Ya me callo, es que como era dos recetas, doble de fotos y doble de rollo.

Ingredientes.

Hummus.

· 200 g de garbanzos cocidos.
· Una cucharada de tahini.
· Una pizca de comino.
· Medio diente de ajo.
· Zumo de medio limón.
· Tres cucharadas de aceite de oliva.
· Una pizca de sal.
· Pimentón agridulce (de la Vera ;)
· Perejil.

Baba Ganush.

· 2 berenjenas.
· Una cucharada de tahini.
· Una pizca de comino.
· Medio diente de ajo.
· Zumo de medio limón.
· Tres cucharadas de aceite de oliva.
· Una pizca de sal.
· Pimentón agridulce.
· Perejil.
· Jarabe de granadas (si conseguís, yo no tengo).

Preparación.


Hummus.

1. Pelamos los garbanzos.
2. Mezclamos con el resto de los ingredientes.
3. Batimos con la batidora. 
4. Rectificamos al gusto (de sal, limón, etc).
5. Se puede decorar con pimentón y semillas de sésamo.


Baba Ganush. 

1. Partimos las berenjenas por la mitad. Salamos y dejamos que expulsen el líquido que produce el amargor durante media hora.
2. Practicamos unos cortes en rombos en su superficie y horneamos durante 40 minutos a 180-190 ºC. Tienen que quedar doradas. 
3. Una vez que estén las berenjenas horneadas, dejamos enfriar y retiramos la carne.
4. Mezclamos la carne de las berenjenas con el resto de los ingredientes.
5. Batimos con la batidora. 
6. Rectificamos al gusto (de sal, limón, etc).
7. Se puede decorar con pimentón, semillas de sésamo, granada.

Recomendaciones.


 - Se acompañan con pan de pita, o rebanadas de pan normal, o con tiras de verduras crudas como zanahorias, pimientos, etc, o directamente metiendo el tenedor.
- Las cantidades de los ingredientes son adaptables al gusto de cada uno. En general, yo veo que todas las recetas llevan más cantidad de ajo que la que indico.
- Con estas cantidades me han salido esos dos cuencos, que pueden ser un buen aperitivo para 4 personas aproximadamente.
- El tahini o tahina se puede hacer en casa, tostando las semillas de sésamo y emulsionándolas con aceite y agua.



 

pudin de bizcocho

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¿Os sabéis la historia del bizcocho reconvertido?

Resultó ser un bucle de generar postres con límite tendiendo a infinito.

Comenzó con unos restos de ingenua y no cuajada crema de chocolate, aprovechada posteriormente para un enorme bizcocho marmolado —y mazacote, ejem— que finalizó siendo un pudin porque no había quien le metiera mano. Al bizcocho, claro.

La vorágine de gastar más y más huevos, azúcar y horno terminó para el sosiego de todos.


Luego solo quedó la dulce, fría y suave cucharada de pudin.

Ñam.

pd. Cantidades exactas de webosfritos, porque este, queridos míos, ha sido a ojímetro. Voy aprendiendo a calcular cantidades, casi tanto, como la escala de las ventanas de autocad. Ahí es .

Ingredientes.

· 300 g de restos de bizcocho
· 4 huevos. 
· 250 mL de leche.
· 200 mL de nata.
· 100 g de azúcar.
· 1 manzana.
· 1 ramita de canela.
· Ralladura de limón.

Para el caramelo.
· 200 g de azúcar.
· 2 cucharadas de agua.
· Unas gotas de zumo de limón.

Preparación.

1. Primero aromatizamos la leche con la nata. La ponemos en un cazo a calentar y antes de que llegue a hervir, añadimos la canela y la ralladura de limón. Dejamos a baja temperatura unos minutos más y luego apagamos, tapamos el cazo y dejamos infusionar unos 5 minutos.

2. Troceamos el bizcocho y lo bañamos con la leche aromatizada ya templada.
3. Batimos con la batidora los huevos y el azúcar y lo agregamos al bizcocho.

4. Pelamos y cortamos las manzanas en trocitos pequeños. Agregamos a la mezcla..

5. Preparamos el caramelo y caramelizamos el molde*.
6. Introducimos en el horno precalentado a 160 ºC al baño maría durante 55 o 60 minutos.

9. Retiramos del horno, dejamos enfriar y refrigeramos en la nevera, mínimo de un día para otro.

(*) Para realizar el caramelo.

1. Ponemos en una sartén el azúcar con un poquito de agua. Dejamos que se vaya disolviendo sin revolver hasta que comiencen a salir burbujitas.

2. Cuando comiencen a salir burbujas vamos moviendo el caramelo girando el cazo. Es importante no meter una cuchara para remover. Cuando adquiera un bonito color tostado retiramos del fuego y agregamos unas gotas de zumo de limón.

3. Vertemos en el molde, primero en la base y después vamos girando hasta que se impregnen las paredes.

Recomendaciones.

- Tanto esta receta como el anterior pudin de pan son recetas de aprovechamiento de cualquier cosilla que haya por casa.
- Se puede pasar por la batidora para que quede menos tosco.
- Admite otras variedades de fruta (pasas, melocotones, etc) o frutos secos.
- Si sólo tenéis leche es perfectamente viable. 

tarta mousse de chocolate blanco y fresas

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Es una tarta muy decorativa, Bus.

Traiciona todo cuanto principio tengo —comidísticamente hablando, claro— ya que en la descripción de la receta utilizo pegatina roja y dulce de azúcar para decorar, adorno el set de la foto con una servilleta monérrima de búhitos y globos y
empleo palabrejas cursis del país vecino como coulis.

La culpa siempre la tienen los franceses.

Pero lo vais a pasar por alto porque la tarta está muy buena. Es una receta estupenda de Mercado Calabajío y la foto principal la hizo María.

Aunque parezca que con solo mirarla pueden subir tus niveles de glucosa en sangre, creedme, no sucede tal. Si comes uno o dos (o incluso tres) pedaciños, claro. Toda no, no seáis asín.

Era para Elena y a ella le gustó. Me basta y me sobra. ¡Feliz cumple pequena! :)


Por lo demás, os quería informar, con una expresión tan macarrónica como cedeiresa, de que cierro el chiringuito temporalmente. Hasta agosto estaré embarcada en la misión de buscar nuevos postres para el bueno de mi amigo Federico, ardua tarea esta última, e intentando aprender un poquillo de cocina eslovaca. Entre otras cosas, claro.


Echaré (mucho) de menos el mar, el bonito, los tomates y soltaros parrafadas estrambóticas y sin sentido.


Pero volveré. Cuidadme el blog :)

¡Hasta entonces! 

Ingredientes.

Para la base de bizcocho genovés.

· 2 huevos.
· 60 g de azúcar.
· 30 g de harina.
· 30 g de harina molida.

Para la mousse.
· 4 yemas.
· 40 g de azúcar.
· 200 g de leche.
· 6 hojas de gelatina neutra.
· 200 g de chocolate blanco.
· 400 mL de nata para montar (35,1% materia grasa).

Para el coulis.
· 125 g de azúcar.

· 250 g de fresas.

Preparación.

Base de bizcocho genovés.

1. Precalentamos el horno a 180 ºC. Forramos el molde con papel de horno.
2. Separamos las yemas de las claras.
3. Añadimos el azúcar a las yemas. Batimos con varillas hasta que blanqueen.
4. Montamos las claras a punto de nieve.
5. Agregamos las claras con movimientos envolventes a la mezcla de yemas y azúcar.
6. Incorporamos la harina tamizada y las almendras molidas. Removemos suavemente y comprobamos que no quedan grumos.
7. Vertemos la masa sobre la bandeja de horno. Extendemos a lo largo y ancho de su superficie. Nivelamos bien.
8. Horneamos durante 15 minutos hasta que la superficie esté dorada.
9. Retiramos del horno y dejamos enfriar.


Coulis de fresa.

1. Ponemos a cocer las fresas con el azúcar a fuego medio durante unos 20 minutos.
2. Batimos con la batidora hasta que quede un puré muy fino. Si vemos que todavía está muy líquido, lo dejamos reducir un poco más.

Mousse de chocolate blanco.

1. Ponemos a remojo las hojas de gelatina en agua fría.
2. Blanqueamos las yemas con el azúcar con la batidora de varillas.
3. Calentamos la leche casi hasta punto de ebullición. Vertemos muy poco a poco, con un hilo continuo y fino, sobre la crema de huevo y yemas.
4. Colamos la mezcla anterior en un cazo y la calentamos hasta que espese dando vueltas con unas varillas. Es importante que no hierva pues la crema se cortaría. 
5. Cuando la crema esté espesa y todavía caliente agregamos las hojas de gelatina muy bien escurridas. Removemos hasta que estén bien integradas.
6. Echamos el chocolate blanco troceado y removemos hasta que se funda. Templamos.
7. Montamos la nata. Recordad, si están muy fríos tanto la nata como el recipiente montará mucho mejor.
8. Incorporamos la crema de chocolate blanco a la nata montada con mucho mimo, siempre con movimientos envolventes para que no baje.

Montaje de la tarta.

1. Colocamos la plancha de bizcocho genovés en el molde. Podemos pincelarla con algún alcohol.
2. Napamos el bizcocho con parte del coulis de fresas.
3. Vertemos la crema de chocolate blanco.
4. El resto del coulis lo metemos en un biberón. Dibujamos una espiral de coulis sobre la crema (antes de que cuaje). Ayudándonos con una brocheta, trazamos círculos haciendo "garabatos".
5. Enfriamos, al mínimo 4 horas, pero mejor de un día para otro. Desmoldamos.

Recomendaciones.


- Mi molde es de 23 cm y con esas cantidades me ha salido una plancha genovesa de 1,5 cm aproximadamente. Yo la he "adelgazado" con un cuchillo. 
- El coulis creo que a mí me gustaría más de frambuesa, en otra ocasión, lo probaré.
- La tarta hay que consumirla fría.

paseo comidista por Centroeuropa

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Zascandileando por Centroeuropa algo tuve que comer (y beber).

No puedo decir que haya probado recetas eslovacas tradicionales. He conocido muy pocos eslovacos y mucho menos su cocina, pero os haré un acercamiento a lo que come una comunidad hippie de una montaña perdida de ese país. La información es poder y nunca se sabe cuando podréis utilizarla.

Tengo pocas fotos con las que ilustrar esta entrada, pero os emplazo a desarrollar vuestra imaginación e imaginar una "idílica" estampa en una bonita estancia con la cocina de leña en un rincón y una gran mesa de madera con bancos en el otro.



Las fotos bonitas son de Vicky y el resto, de internet o sacadas con mi móvil.

Desayunos. 8h. ¿Cómo se llena un plato de cosas?
 

La base fuerte del desayuno eran los cereales. Normalmente cocidos, hechos papas o tostados. Alternábamos mijo, avena, trigo sarraceno, espelta o arroz. Al amasijo de cereales se le añadían multitud de cosas variopintas. 

- Semillas de lino, amapola, cáñamo y sésamo trituradas y molidas cada día.
- Pipas de calabaza y pasas.
- Miel, azúcar, mermelada y/o canela.
- Manzanas, melocotones o grosellas.
- Té de hierbas campestres (menta, melisa, tomillo, etc).
- Leche de cabra recién ordeñada (solamente filtrada).

Los días económicamente buenos había yogur o crema de tvaroh. Abro paréntesis.

Eltvaroh es el nombre en eslovaco para el quark, un producto lácteo fresco de elaboración diaria que se obtiene calentando leche agria (soured milk) hasta que se coagula y se deja secar en unas mallas de algodón. Tradicionalmente se realiza sin cuajo. 

Imagen sacada de este blog del que no tengo ni idea de lo que dice, pero confiad, es tvaroh.

Es muy común en Centroeuropa y Europa del Este y se utiliza para multitud de postres, salsas, panes, etc. Todos rebuenos. En Austria se denomina topfen y con ello preparan el topfenstrudel que tuve, de casualidad, la oportunidad de probar varias semanas después sin haberlo planificado. Ya fiché un blog con receta con muy buena pinta que espero experimentar en breves.

Nosotros íbamos a comprar el tvaroh a las granjas de la zona. También comprábamos allí la leche de vaca (
mlieko), el queso (sýr) y la mantequilla (maslo). Llegabas, llamabas a la puerta y pedías. Eso sí, en eslovaco a una señora de 70 años. El diálogo de indios era el siguiente:

Ahoj. Tvaroh. (Hola. Queso).— La señora entraba en su casa y salía con una bolsa de plástico. Afortunado eras si venía con el queso en cuestión. Señalaba el precio pintado con un boli (4 €/kg) sobre la bolsa, al más puro estilo súper de Luis.
Dekujeme. (Gracias).

Todo ello sin perder la sonrisa. Porque somos parcos en palabras pero abundantes en cortesía. En una ocasión, nos recibieron tres señoras (muy mayores) en paños menores descojonadas de la risa. Nos trajeron los lácteos en cuestión, pero no fuimos invitados a su ritual.

Cierro paréntesis. La crema de tvaroh se prepara batiendo el quark con una pizca de sal y miel o azúcar. Mezclada con melocotones picados fue uno de los mejores desayunos de la historia del tejado.

Otra idea que me quedo es la de tostar siempre la avena antes de hacerte el muesli casero y dorar el trigo sarraceno con azúcar y mantequilla para darle un toque crujiente.


Comidas. 12h. ¡Vivan las legumbres! ¡Vivan las especias!


Durante un mes hemos comido fundamentalmente a base de legumbres, sopas y ensaladas. Siempre teníamos menú vegetariano. Hasta ahí todo correcto. Sin embargo, la nuestra era una lucha contra el uso indiscriminado de especias en todos los platos. Siempre las mismas, siempre en grandes cantidades. Quiero recordar y hacer homenaje a los cocineros de alguna de aquellas comidas que mi paladar y mi estómago destacaron y recordarán entre todas las del mes.

- Hojas de remolacha hervidas con patatas y rehogadas nada más que con un poco de ajo y aceite de oliva. Natalia. En el maremágnum de curry, garam masala, canela y jengibre nos pondremos en plan Mies y diremos, menos es más. Yaaaaaa, ya sé que no es suya la frase, pero ¡carays!, estáis en todo.

Sabor: A casa de abuela con plato de arcopal.

- Calabacines rellenos de cuscús. Bara. Hacer calabacines rellenos para 18 en horno de leña es un mérito destacable, pero utilizar con acierto las especias es para quitarse el sombrero.
Sabor: A cena en un zoco de Xauen.

- Gazpacho. Estefa. Beberse 5 platazos de gazpacho en una misma comida es indicador suficiente de cuanto lo necesitaba. Me enfadé mucho cuando los hippies me dijeron que no podía triturarse el tomate porque perdía sus propiedades e insistir en prepararlo —y conseguirlo— fue mi dulce venganza.
Sabor: A verano y mar.

- Ensalada de pasta. Arbit. Una sencilla ensalada de espirales con nueces, pimentón, queso y tomate que comimos todos de un balde comunitario sobre la hierba después de unas cuantas horas de trabajo en el tejado. Era un no parar de meter el tenedor. Qué bárbaro. Cuanto comí ese día.
Sabor: A una siesta en un pinar mediterráneo. Cual Serrat.

- Postre de nueces, manzana y mantequilla. Pierre. Cuando las ideas surgen y se llevan a cabo en seguida, triunfan. Es un postre que repetiré. Se doran las nueces con mantequilla azúcar y canela. Se incorpora la manzana en láminas y se acompaña, de tenerse, con helado de vainilla.
Sabor: A merienda de cuento.

- Ensalada de tomate. Vicky. En mi última cena me regaló esta delicia. Una ensalada sólo de tomate con aliño de ajo, albahaca y aceite de oliva.
Sabor: A las cosas buenas de la vida. 

Cenas. A mí que me las den con queso.

En las cenas se sacaba el pan, la mantequilla y el queso. Garantía de que siempre se cenara bien. Además se acompañaba con sopas y/o ensaladas varias.

En Sekier hemos comido mucho queso de cabra. Se preparaba diariamente. Unos eran frescos, otros se dejaban curar. Se podían aderezar con pimentón, hierbas o simplemente sal. También comprábamos queso ahumado de vaca, un primo eslovaco del Sansimón.



Comidas comunitarias.
Cajón desastre.

El pan. Un día después de mi llegada, tocaba hornear pan.— Reivindico la necesidad de una plataforma de apoyo a la incorporación de los verbos to bake y to brew en español. Son MUY útiles.— Como os podéis imaginar, allí donde haya que meter las manos en la masa y mancharse mucho de harina, aparezco. Cual tímido pajarillo sobrevolé ese día la artesa ofreciendo mis servicios. Era una noche de tormenta, caían chuzos de punta y un alemán, una española y un francés sacaban pan ardiendo de un horno en la más completa oscuridad. Fue el primer acercamiento. Hubo dos más.



Primer intento antes de meterlo en el horno. Y no, el corazón no es cosa mía ;)
He perdido el miedo a hacer pan. Es lo que tiene empezar a lo grande y con maestro.

Era un pan denso y algo ácido. Comenzábamos con una masa madre de centeno, y posteriormente añadíamos 5 o 6 kg más de harina (mezclando trigo y centeno) y su correspondiente agua y sal. Había tres tiempos de reposo y levado de la masa: al activar la masa madre, al completar con el grueso de la harina y después de dar forma a las hogazas. En total tardábamos un día en completar el proceso. 

Se horneaba en horno de leña. Era importante encender el fuego con el tiempo suficiente para que estuviera caliente justo a la vez que los bollos terminaban su levado. Jaja. No acertábamos ni de coña como os podéis imaginar. Eso sí, he aprendido un truco (del almendruco) para saber cuando un horno está preparado para introducir el pan. Se echa un puñado de harina sobre la base del horno y se observa. Hay tres posibilidades:
- Si la harina se combustiona muy rápido, el horno está demasiado caliente.
- Si la harina se queda blanca, el horno está frío. ¡Más madera!
- Si la harina se va quemando lentamente, ¡ajá!, meted las hogazas, muchachos.
Una vez finalizado el horneado de los bollos, con ellos todavía ardiendo (esto es fundamental), los mojábamos con agua con sal para que obtuviesen una corteza brillante y crujiente. Nos duraban tiernos aproximadamente dos o tres días y comestibles, cinco o seis. Unos de los días nos comimos un bollo entero recién acabado, acompañado sólo de cerveza y un poco de mantequilla y paté de zanahorias. Aquel día empecé a llevarme bien con el país.

Segundo intento. Este día nos pasamos con el tercer levado.
Los dulces. En general, manifestábamos una carencia de azúcar importante (aunque fuese psicológica). Íbamos a la tienda y nos surtíamos de chocolate y otras perralladas en cantidades ingentes. La señora eslovaca de la tienda hizo su agosto a base de chocolate, patatas fritas y cerveza. Pero además teníamos otras fuentes de ingesta de dulce. Marta nos surtía en noches inesperadas con clases distintas de golosinas polacas, bien bombones, caramelos, galletas, etc. Para el cumpleaños de Pierre prepararon una tarta de queso y limón. Y cuando el pan estuvo duro cual pedrusco, hicimos pudin. Fue "simpático" hacer caramelo en aquella cocina.


¡Cumpleaños feliz para el amigo del limón!

Me aficioné al zrmzlinaMÍŠA. Un sencillo y barato helado (0,40 €) de tvaroh recubierto de chocolate. He llegado a tomar helado justo después de desayunar, algo que no había hecho en mi vida y todavía no entiendo el porqué he esperado tanto.

Durante el periplo germano, en la pintoresca localidad de cuento de Rothenburg ob der Tauber nos encontramos con este dulce que hubo que probar: schneeballen (bola de nieve). Nos recordó a las orejas. La original y mejor para mí gusto fue la de azúcar glas. En otra pastelería nos encontramos una nota en el escaparate con la receta en inglés y en alemán.



Cientos de miles de schneeballen sacados de aquí.
¿Seis semanas? En mi casa nada dulce dura más de tres horas.
Cabe destacar también uso frecuente en repostería y panadería de las poppy seeds (semillas de amapola) en todo Centroeuropa. No confundir con the milk of the poppy de Juego de Tronos, freaks. De vez en cuando comprábamos makovník, una especie de bollo relleno de estas semillas que para un tentempié estaba bien bueno. Su versión húngara mákvirág kalácses realmente preciosa.

El imperio austrohúngaro decorando los pasteles. Imagen sacada de aquí.
La bebida.

Durante el mes eslovaco no ha habido nada muy destacable, lo más frecuente que tomábamos era té de numerosas hierbas, agua de menta y cerveza envasada. He bebido rakia pensando que era agua y he maldecido ese momento y al francés que la dejó en una botellita de plástico sobre la mesa común ;)



Teníamos una vajilla tan dispar como bonita.
Visitamos una pequeña brewery en el pueblo Dobrá Niva donde probamos su cerveza, Dobrovar. A mí me gustó mucho. El bareto tenía una terraza agradable y nos tomamos unos cuantos litros entre todos. Hacía un calor impresionante, habíamos andado muchos kilómetros y el ambiente era propicio :)


Si es que no tengo fotos de nada, qué desastre. Esta es la terracita. Sacada de aquí.
En Alemania, al ir con mis amigos (muy) cerveceros, el nivel de exigencia subió algunos puntos. Catamos múltiples cervezas de trigo, tostadas y sin tostar (dunkel yheffeweize) y visitamos las instalaciones de la fábrica de Paulaner en Múnich. Nuestro guía era un tanto informal, llevaba unas cuantas encima, pero la visita estuvo bien. Si vais, hay que reservar antes y no os esperéis algo completamente enfocado al turismo como el museo de la Guinness en Dublin. Se ven partes de la fábrica y se degustan algunas cervezas y pretzel (¡si no se los comen los alemanes primero! Yo me quedé sin).

¿ola k ase? Cabra en huerta de Sekier.
En resumen, porque el post ha sido largo.

Me dejo muchas muchas cosas en el tintero: el trabajo en el huerto, las salchichas alemenas, las ensaladas de patata y repollo (con alcaravea), el borsch, agotar las frambuesas del camino, no probar finalmente ni halušky ni spätzle —no tengo perdón de dios, lo buenos que están los yogures por el mundo adelante y la envidia que me dan los mostradores de lácteos de los supermercados.

Es difícil resumir un mes y diez días de comidas totalmente ajenas a lo habitual. Si habéis leído todo, sois grandes. Agradecer a Moi sus mejillones en escabeche y a María el colacao por acercarme por un momento a casa. Y a todos los demás, el haber compartido mesa y viandas. Porque para mí, pocas cosas hay mejores. Gracias.

paté de zanahorias

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¡Zanahorias!

Era menester desempolvarse y trajinar algo por aquí. Sin brusquedad, que recién aterricé en la blogosfera y tengo que engrasar mis ejes. Aunque si a mí me gusta que suenen pa' que...

Diosito, qué facilidad para liarse.

Para completar la Trilogía de los "untables" comenzada allá por el pleistoceno, hoy os enseño un paté de zanahorias con receta de Estefa de Sekier. ¡Ñam!

Fácil, rápido y para toda la familia. Acompañado de boga boga mariñeiras ...imos pra Viveiro, xa se ve San Roque...


Menos mal que no tenéis audio ;)

¿Acaso tiene que actualizarse mi lista de éxitos interpretados?

Ingredientes.

· 4 zanahorias.
· 10 nueces.
· 3 ó 4 hojas de albahaca.
· Unas gotas de zumo de limón.
· Dos o tres cucharadas de aceite de oliva.
· Sal.
· Agua.

Preparación.


1. Pelamos y troceamos las zanahorias. Para cocinarlas podemos optar por la cocción, el asado o cocinarlas al vapor. En esta ocasión coloqué los trozos de zanahoria en un plato, lo envolví con papel film y lo introduje durante 10 minutos aproximadamente en el microondas.

2. Pelamos las nueces.


3. En el vaso de la batidora disponemos las zanahorias cocinadas, las nueces peladas, las hojas de albahaca, un par de cucharadas de aceite de oliva, el zumo de limón y la sal. Procesamos con la batidora. Corregimos con un poquito de agua en el caso de ser muy espeso.

4. Probamos y rectificamos de lo que consideremos necesario.


Recomendaciones.


- Acompañar con pan tostado, galletas mariñeiras, etc.
- Hay mil variaciones posibles, pero por eso mismo, intentaría probar esta tal cual. Cuando hagamos otra buscamos otro nombre y nos marcamos otro post.

bonito con tomate

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Es una de mis 1258 comidas preferidas.

Sé que hay que reducir el consumo de esta especie por el bien de nuestros mares y océanos. Con lo que me gusta el pececillo en cuestión (thunnus alalunga), este problemilla se suma a una (más) de las contradicciones en las que tengo sumida a mi persona. Parezco Santa Teresa.

Para "lavarme" la conciencia sólo lo preparo un par de veces por temporada: cuando voy al mercado, veo que el bonito ha sido pescado en el Cantábrico y su precio lo corrobora. Costaba entre 6 y 7 €/kg en los puestos de la plaza de Lugo. Más piropo incluido del pescadero. Uno de esos días además encontré unos tomates muy buenos a 0,80 €/kg porque estaban casi pasados. Pedían a gritos ¡quiero ser salsa! Yo no sé decir que no. Me llevé 2 kg.


Y llegué a casa y lo preparé con "mucho amor y cariño". Era un día especial entonces y es un bonito día hoy para publicar. Que menos que disfrutarlo.

Pd. De la procedencia de las conservas de bonito del norte y la legislación española se puede leer aquí ya que es otro tema controvertido.


Ingredientes. (6 personas)

· 1,200 kg de bonito del norte.
· 2 kg de tomates maduros.
· Un par de cebollas.
· Sal.
· Harina.
· Aceite de oliva.
· Azúcar.

Preparación.

1. Pelamos y picamos la cebolla en trozos pequeños. Lavamos bien los tomates y les quitamos el pedúnculo. Los troceamos en cuartos.

2. En una sartén ponemos dos o tres cucharadas de aceite y sofreímos la cebolla a fuego medio. Cuando comience a dorarse incorporamos los tomates en cuartos con un poco de sal y un poco de azúcar. Después de 20 o 30 minutos trituramos la salsa de tomate por el pasapurés y la volvemos a poner al fuego hasta que obtenga la textura deseada (algo espesa normalmente).

3. Cortamos el bonito en pequeños trozos. Enharinamos. Damos unos golpecitos para quitar el exceso de harina.

4. Vamos friendo cada trozo de bonito en una sartén con aceite de oliva. No se trata de pasarlos mucho, sólo que cojan color. Reservamos sobre papel absorbente.

5. Echamos los trozos de bonito sobre la salsa de tomate. Cocinamos todo junto unos 5 minutos y servimos.

Recomendaciones.

- A la salsa de tomate le podéis añadir almendra molida, perejil, un toque de pimienta, etc.
- Se puede acompañar con arroz blanco, patatas fritas, pimientos verdes fritos, etc.

fondue de pescado

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Estamos en el año 50 antes de Jesucristo. Toda la Galia está ocupada por los romanos… ¿Toda? ¡No! Una aldea poblada por irreductibles galos resiste todavía y siempre al invasor...

Casi.

Situémonos. Lugar de Corredoira. Año 2014 dC. Pero... los galos siguen estando, siendo irreductibles y comiendo grandes cenas de jabalíes asados. Y a veces pescado.


Ordenalfabétix toma el protagonismo. O casi mejor no...

La fondue de pescado es una de las mejores cenas de todos mis veranos desde que tengo uso de razón —y siempre he sido una niña muy razonable—. Marisa y Jan, suizos ellos, son sus principales artífices. El resto, colaboramos. Es una comida en las que primero se comparte el cocinar y después el comer. Hay algo de especial en ello.

La receta en sí no tiene ningún misterio: se cuece pescado en un buen caldo y se acompaña con salsas y arroz. Es fundamental, por tanto, la calidad de la materia prima.

¿Qué es lo que la hace diferente? Cómo se come.


Es una cena historiada en la que se precisan artilugios y cachivaches varios. Además es muy comunitaria. Empecemos...

Previamente a la cena.


Lo primero que necesitamos es una marmita. En ella prepararemos un rico caldo o fumet con las espinas y otros restos de pescado, verduras (cebolla, puerro, zanahoria) y alguna hierba (laurel, perejil, etc).



Después necesitaremos trabajar el pescado. Es lo más tedioso. Necesitamos trocitos magros, es decir, hay que darse el curro de limpiar, desespinar y trocear los diversos tipos de peixes. A saber: san martiño, rape, merluza, bonito... y a veces también gambas y vieiras. Se calculan unos 200 g de pescado magro por persona.


Eran uno, dos y tres...
¡Ghuapo!
Pixín.
Ya nadie quería hacer cartelitos. Pobre merluza.
Mi prefe.
Para bailar la gamba... (Shhh, no coments a mi chiste, jajajaj).
Vieiras del camino.

También hay que preparar un sinfín de salsas. A Marisa no hay quien la gane en esto. Con base de mayonesa, de yogur, vinagretas, aliolis, tártaras, rosas, con mostaza, hierbas, encurtidos, etc. Ella hace cuenquitos de salsas —todas buenas— por doquier. Eso sí, la mayonesa que se la haga Miguel. Y curiosamente Corredoira es el triángulo de las Bermudas de la mayonesa. Siempre hay alguna que se corta. Cualquier invicto de esta salsa, pasará por allí y obtendrá una mancha en su historial mayonesero. Non hai que facerlle. Os reto.

¡Saaaaaaaaaaalsa!
La mano que mece la cuna.

Luego hay que preparar un par de vistosas ensaladas y un bol de arroz, normalmente un arroz largo, especiado, tipo basmati.


Yo ya cenaba con la ensalada. Menudo bodegón.
La mesa.

Ahora hay que poner la mesa. Y no es sólo plato, copa y tenedor y ¡ups, se me olvidaron las servilletas! ¿Quién las trae de la cocinaaaaaaaaaa? No. También necesitamos:


Caquelons. El cazo donde se hace una fondue. Tienen que ser sólidos, con un buen soporte estable, para evitar posibles accidentes.   

Soporte caquelon modelo triángulo equilátero distorsionado por la perspectiva.

Soporte caquelon modelo circular con palmeritas de hojaldre de hierro.
Soporte caquelon modelo de ladrillo improvisado.
Butanón.
Quemadores. Es lo que calienta el caquelon. Se rellenan con alcohol y se prenden.


Quemadores sobre nevera.

Cestillos. Donde colocarás tus trozos de pescado para después cocerlo en el caquelon. Es importante que te familiarices con él. Es TUYO y solo tuyo. Que nadie te lo quite.

Durante muchos años usamos unos preciosos cestillos hechos a mano de cobre. Yo ya nací con ellos listos, pero me imagino a toda la tropa del faro dándole a la artesanía, quinto mediante, en largas noches de palique. Y sé que no estoy muy desencaminada.


Autoconstrucción de cestillos.
Son muy laboriosos de limpiar después. Hay que hacerlo con un cepillo de dientes, con mucho cuidado, para que no queden restos de pescado entre el alambre. Como la fondue es una cena multitudinaria, ahora tenemos unos cestillos que se pueden lavar en el lavavajillas. Y también son bonitos.


Cestillo moderno.
Son de oro y de plata.
Sobre la mesa hay que disponer varias zonas de cocción según el número de comensales. En cada caquelon pueden comer cómodamente cuatro personas, seis queriéndose mucho. En esta ocasión había cuatro caquelons, uno en cada esquina, rodeados de sendos platos de pescados y salsas diferentes. La idea es tener todo repetido en cada zona de la mesa para que no haya que estar pasándose cacharros.

Self service.

Estado previo a la jauría.

Y en el medio, un bonito centro de flores, pues no hay cena en Corredoira en la que Marisa no haga uno. 


Detallitos.
La cena.

Una vez están listos todos los preparativos, lo más difícil es que el personal se siente a comer. Cuando oigas ¡Á taaaaable! es la señal. No te hagas esperar y búscate un buen sitio. La pole es importante. Cerca del mejor caquelon y con buen acceso al resto.
 
¡Sólo falta el caldo! ¡Que alguien traiga el caldo!

 Procedimiento.

1. Escoges un trozo pescado.
2. Lo echas en tu cestillo.
3. Lo metes en el caquelon cuando hierva el caldo.
4. Te peleas para hacer sitio con el resto de cestillos.
5. Lo cueces a tu gusto.
6. Mientras se cocina te pones un par de salsitas, un poco de ensalada, un poco de arroz.
7. Lo sacas y te lo comes.

Y vuelves al punto 1. Entonces te darás cuenta de que cocer UN trozo de pescado cada vez es una absoluta pérdida de tiempo. Caerán tres. Ya te has profesionalizado.


Cogiendo ritmo.
Recomendaciones. 

- La fondue es para comer despacio, disfrutando. No te embutas a arroz con salsa mientras se cuece el pescado. No se trata de eso. El arroz está pensado para tomarse al final, cuando el buen caldo del principio es aún mejor, ya que los diferentes trozos de pescado que se han ido cociendo en él, dejan su sabor.

- No te agobies si el resto de caquelons funcionan a todo trapo y a ti te ha tocado el lento y se va a acabar el pescado y tú sin cenar. Échales más vino a todos y en un descuido cámbiales el quemador. Verás que risa. Ojo. Siempre hay que tener mucho, mucho cuidado. El caldo quema, el fuego quema y la prudencia debe imperar.


En el fragor de la batalla.
- Procura probar todos los pescados solos, para conocerlos. También variar los tiempos de cocción hasta que encuentres el que más te agrade.

- No te pelees en demasía con tus compis de caquelon. No tires el pescado dentro del caldo. ¡Controla! No seas torpe. ¿Ese rape no era mío? ¡Ladrón! Devuélmelo. ¡¡Te has quedado mi cestillo, pedazo hijo de... !!

Se intuyen peleas.
Al final, siempre quedarán los fondistas. Los especialistas en fondues. Los corredores de fondo. Los que tienen paciencia y una amplia capacidad estomacal.



Pero seguro, habremos disfrutado todos. Bon appétit.

desde el otro lado del charco...

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No me dio tiempo a despedirme.

Estaré fuera una temporada —breve, que si no sufro— poniéndome tibia de aguacates, piñas y tortillas.

Es decir, investigando empíricamente sobre comida maya y mesoamericana :P

Si no puede ser antes, esperadme para un buen magosto.


Mural maya (imagen sacada de www.arquehistoria.com)

Requeixo con mel e sen palabras.

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A cuenta gotas empieza la tercera¡cuarta! temporada.

De nuevo en casa :)


PD. Gracias al apoyo logístico de la vertedora de miel.
PD 2. La taza, aunque con taritas, no podía no ser esa.

paseo comidista por Guatemala

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Es la primera incursión de Cortapicos al otro lado del charco y no sabe por donde empezar.

Le digo que se anime a explicar los superdesayunos a base de cereales variados, granola, avena o moshito, fruta fresca y pan de molde —pero del de verdad— con mantequilla que se pegaban.

Que recuerde el bizcocho de almendra del local de Doña Luisa Xicotencatl en Antigua. Su cacao con canela con panitos de la cruz. Su espléndido pan de olivas y el que no las tenía también, que tampoco era manco.


Hot cross bun guatemalteco.
Al local de Doña Luisa llegaréis por el aroma.

Que no se olvide tampoco de La casa de la condesa y el brownie que le recuperó el azúcar y el espíritu después de subir a los 3.976 m de volcán Acatenango dos veces. Ni de los sandwich de Panajachel ni de sus litros de licuado de piña que le hicieron olvidar y enterrar el colacao.

Cortapicos me responde que bueno, que vale, que el desayuno es la mejor comida del día hasta que llegan las dos de la tarde. Y decides comer. Y Adri hace guacamole. Y descubres que nunca más volverás a ver un aguacate de la misma manera. Que los hay de muchas formas y tamaños. Pero todos excelsos. Y paradójicamente saben a aguacate. Además también hay otros vegetales. Y me enseña una lista que os ha preparado a raíz de una exposición de comida mesoamericana que vio en la AECID. Y le sacó fotos a los paneles y los pasó a la compu. Todo pensando en vosotros. Está colgada.


Curiosidades borrosas de la expo. Triada mesoamericana: maíz, frijol y calabaza. Cultivos locales de gran tradición.

Pero esa colgada descubrió verduras nuevas. Y a las viejas conocidas les puso nuevo nombre. Y quiso cocinar con ellas. Preparó puré de güisquiles y sopa con apazote. Ensaladas de pepino melón y también de remolacha. Con limón y sal. Siempre limón y sal. Y acelgas rehogadas y arroz con brécol y tomate, y tortilla de restos de nevera y lasaña de berenjenas sin horno.


Mi pregunta fue si los demás comensales estaban de acuerdo con tanta verdulería. Si había acaparado la cocina, como siempre, que tiene tendencia a ello. Que si había añadido proteína a esos menús. Que qué menos que unos huevos rotos con caña de lomo. Se defendió y me dijo que sí. Y en el fondo yo sé que poco le gusta más que cocinar acompañada y que quien se siente a comer termine con una sonrisa y el estómago lleno. 

Pero también es señorita y le gusta comer fuera. Y fue llevada a sitios que le encantaron. Y se puso tibia. Fue donde probó el pescado del Pacífico, la tilapia, los camarones, las jaibas y el caldo bien rico que hacen todos estos animalillos marinos acompañados de chipilín. Ahí además comprobó una vez más que en torno a una mesa la generosidad se hace un hueco. No se va a olvidar nunca de esa comida en la Cooperativa.


Cuando un trozo de pescado esconde mucho, mucho respeto detrás.

Caldo de pescado con jaiba y chipilín.

También comió fuera caldo de res (sopa densa, sustanciosa con numerosos vegetales y al que al final, le añaden aguacate) y ceviche (exquisito el de camarón), las carnitas y los lomitos, el pico de gallo y los huevos rancheros. Digna de recordar fue una pizza que nos hicieron pasar por calzone en el mejor sitio de Xela —el salon Tecun — y numerosos platos jipilondios en los pueblos que rodean el lago Atitlán.

Color y sabor en San Pedro la Laguna.

Llegados a este punto quiere hacer un apunte importante. Las tortillas. Está con pena de no haber aprendido a tortear con Juventina. Que igual hay que volver para solucionar eso. ¡Qué es el pan de Guatemala! Está presente en todas las comidas. Es una masa de maíz y agua aplanada y calentada en una plancha. También los chuchitos se hacen con base de maíz. Y los tamalitos. Es entonces cuando me cuenta su mayor hazaña:

Haber recorrido los caminos de Cuchuapán hablando con Epifania de los platos típicos chapines e índigenas. Los de verdad. Y recuerda lo que le enseñó en especial:


El ayote en dulce. Se prepara en la festividad más importante de Guate, el 1 de noviembre. Se cuece la calabaza con su cáscara y azúcar, canela y otras especias. Posteriormente se templa y se degusta. Si no hay ayote, preparan arroz en leche dulce.

Ayote en dulce sacado de www.guatelinda.net

Los tamales. Se sirven y se obsequian en Nochebuena. Es otra masa realizada con base de maíz y a veces arroz. Los cereales se mandan al molino a moler muy fino. Posteriormente se mezclan con manteca de cerdo y se rellenan con un recado. ¿Puede haber nombre más bonito para el relleno? Un recado con carne de gallina criolla o de res y cebolla, tomate, achiote —lo que otorga el color rojo—, tomillo, canela, chile, etc. Finalmente se envuelven en hojas de banano y se cuecen en una olla gigante al vapor. Se acompañan con ponche.

Al lado del caldo podéis ver un tamalito envuelto en hoja de banano.

Cortapicos no se quiere marchar sin hablaros de las bebidas que acompañan las comidas. Allá los llaman frescos —a las bebidas, no a ustedes — y varían entre la rosa de jamaica, el tamarindo, la horchata de arroz y sobre todo, la limonada. Cuenta sus limonadas por quintales ingeridos. Canto visio. De limones persas. Quien iba a decir que de lo que más echaría de menos sería chupar un limón.

También aprendió de cosechas, de como crecen el café, los plátanos y el ajonjolí. Probó el agua de coco y la papaya, aunque con esta todavía tiene deudas pendientes. Fue agasajada con atoles y cenó como está mandado unas lentejas comunitarias. Conoció la felicidad suprema merendando en San Martín/Martipán y finalmente pudo probar el pan de muerto.

Me dice que no puede pedir más. Que está encantada con la incursión transoceánica. Que deje de hablar conmigo misma en un diálogo indirecto, preocupante y digno de estudio y que recupere la primera persona.

Le hago caso.

Para agradecer a Lara, Adri y Sabela este mes y medio de comida a cuatro tenedores sobre hule floreado y siempre con poca sal ;)

¡Buen provecho!

aniversario de membrillo

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Aquí estamos. En el tercer aniversario de este, vuestro bloguito de confianza.

Tenía preparada una tarta y no ha salido bien. Me he enfadado, protestado y sacado ese gen tan "adorable" que algunos —¿todos? — los Cernuda llevamos dentro. En vano. A la tarta le ha dado igual. Ella quería derrumbarse. Y yo contra la Ley de la gravitación universal no puedo, tampoco ha podido Philae. Así que me he sentido cual Fauna en este vídeo. Fauna es bien un hada de color verde o acaso, quizás, quien sabe, la denominación global de los lectores que entráis por aquí :P


Ejem, vuelvo al tema y dejo de hacer amigos. Que no hay tarta. Que se ha deconstruido. Que las capas se han hecho independientes. Que va a haber que comérsela por partes. No preocuparse. Tengo la solución:


Un Día Vi Una Vaca Vestida De Uniforme. 



Es la mejor regla nemotécnica que existe y existirá jamás para resolver por partes las integrales y las tartas.

Mi buena intención, porque era buena ¡caramba!, consistía en conseguir una tarta de queso de tetilla y membrillo caserocon su base de nueces y galletas. ¿Suena bien, verdad? Tenía los ingredientes locales y los retraté en un bodegón en un intento de parecerme a Zurbarán. Esta mañana a las 7 ante merídiem di un brinco de la cama a la nevera con la esperanza de que su señoría Latarta hubiese cuajado. Me metí de nuevo en la cama, claro. A veces las cosas no salen como esperamos y eso también hay que contarlo.


Museo Nacional de Catalunya.

Si Zurbarán levantara la cabeza.

Nos queda el consuelo de que tengo otro gen —solo uno más, no hay que abusar —, el testarudo. Aquel que advierte que no cejaré en mi empeño y que algún día os traeré esta tarta anhelada por todos y todas y un poquito por mí. Y os invitaré porque sois fetén. Porque tres años sin fauna lectora es como un jardín sin flora. ¡Ba dum Tss!

Después de tan hilarante comentario, siempre nos quedará el membrillo.


No quería quedarme hoy sin escribir.

No se cumplen tres años todos los días :)


Ingredientes. (para una tarrina pequeña)

· 2 membrillos.
· 1 manzana tabardilla pequeña o media grande.
· Zumo de un limón.
· Azúcar (la mitad del peso de la fruta). 

Preparación.

1. Pelamos y troceamos la manzana y los membrillos.
2. En un bol cubrimos la fruta con el azúcar y el zumo de limón. Dejamos macerar durante unas horas.
3. Cocemos la fruta a fuego suave durante unos 45 minutos o hasta que la fruta esté blanda.
4. Trituramos a conciencia con la batidora.
5. Continuamos la cocción removiendo constantemente con una cuchara de madera.
6. Sabremos que el membrillo está listo cuando al meter la cuchara en vertical sobre el membrillo, se sostenga.
7. Rápidamente vertemos el puré en el molde y dejamos enfriar.

Recomendaciones.

- No hay nada mejor en esta vida que tomar el membrillo con queso.

salmonete en papillot

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Al mal tiempo, buena cara.

Todo empieza por comer bien.


Ingredientes. (1 comensal)

· Un salmonete.
· Una zanahoria pequeña.
· Medio puerro.
· Medio pimiento.
· Un tomate.
· Sal.
· Aceite.

· Limón.
· Hierbas al gusto.


Preparación.

1. Precalentamos el horno a 200º. Mientras se calienta vamos lavando, pelando y troceando los vegetales.
2. Salteamos en una sartén el puerro, la zanahoria y el pimiento a fuego fuerte durante 5 minutillos.
3. Preparamos el papel para el papillote.
4. Salpimentamos el salmonete.
5. Colocamos en el papel las rodajas de tomate (todavía crudo), las verduras salteadas y el salmonete y rodajas de limón. Espolvoreamos con hierbas al gusto.
6. Cerramos muy bien el papillot.
7. Bajamos la temperatura del horno a 180º C y en 15 minutos debería estar hecho.


Recomendaciones.

- Lo del papillot es un invento, hay mil y una variaciones, sólo es cuestión de ir variando pescados, verduras, etc.
- Se puede añadir un chorrito de vino blanco dentro del sobre.

coca de calabaza

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Tengo una calabaza de 7 kg en mi nevera.
No cabe.
Hay que traer una motosierra y descuartizarla.
Hay que hacerla añicos, escaldarla en agua hirviendo y triturarla con cuchillas rotatorias.
Y después prenderle fuego.
Hay que preguntarse si he desayunado coca de calabaza con Mr. Orange —naranja por aquello de hilar el tema sutilmente ¿eeeeeeh?— y por eso esta breve, pero intensa, ola de violencia gratuita.

La respuesta es sí ;)

Pa pa pa pa pa. Temazo.


pd. La receta es del genial libro de webos fritos, ¡por supuesto! Ella es todo lo contrario a esta entradilla, es amabilidad, simpatía, sabiduría y buen hacer. De lo bueno, lo mejor.

Ingredientes.

· 500 g de calabaza.
· 300 g de azúcar.
· 450 g de harina.
· 200 g de aceite.
· 5 huevos.
· 2 sobres dobles de gasificante (dos de color y dos blancos). 
· Ralladura de naranja. 

Preparación. 

1. Cortamos 500 g de nuestra gran calabaza. La metemos en papel de aluminio y la asamos en el horno durante media hora a 180 ºC aproximadamente.

2. Cuando esté hecha, la retiramos con cuidado y la pelamos. Hacemos un puré aplastando con un tenedor.

3. Blanqueamos los huevos con el azúcar (batimos durante 5 minutos con las varillas). Añadimos el puré de calabaza asada y seguimos batiendo. Procedemos de la misma forma con el aceite.

4. Tamizamos la harina y el gasificante y lo añadimos a la masa. Batimos para que quede bien integrado.

5. Vertemos en el molde pincelado previamente con un poco de mantequilla o aceite. Horneamos durante 50 minutos. Retiramos, enfriamos y desmoldamos.

Recomendaciones y notas.

- Se puede asar la calabaza en el microondas, tarda menos tiempo.
- Admite especias, vainilla, canela, cardamomo. En mi caso añadí un polvorón.
- Tenéis otras variaciones aquí de un bizcocho calabacero y unas magdalenas. Igual es que estoy en bucle. Prometo sorprender con otra tendencia prontamente.

bagels

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Érase una historia de amor con un bollito de pan, si tal cosa loca es posible en nuestros días.
Él tenía ascendencia polaca, tradición judía y fama neoryorquinas. Era un vividor.
Ella procedía de tierra de meigashabelas, hailas— y pasaba una breve estancia en la región de Bohemia.

Allí se conocieron. En la ciudad de cien torres y las tropemil cervezas. Esta nunca ha de fallar en las mejores historias trágicorrománticas. Que le pregunten a Julieta.
Después de intensos días de bocados llegó el adiós. Siempre llega. Cada mochuelo a su olivo. Cada uno en su casa y Dios en la de todos. Adiós y si te he visto no me acuerdo. A cada cerdo le llega... ¡Uy! Ese no. Aquí no.
Él se fue a por tabaco.
Ella empezó a buscarlo. Encontró ejemplares parecidos, brillantes además de baratos, que aplacaron su sed de amor. O su hambre. Que los límites en esta historia están difusos. Aparecieron otros rellenos y otras noches y un sinfín de posibilidades infinitas.

Pero todavía faltaba algo. Ambos lo sabían.
Y un día se reencontraron de la mano del hada madrina, que en esta historia cambia los polvos mágicos por harina panadera, por aquello de que lo que más le divierte es más meter las manos en la masa.
A partir de ahí, echen a volar su imaginación, pequeños saltamontes.

Yo voy a comerme un bagel ;)

Receta hiperplagiada de Sweet & Sour. ¡Gracias!


[BSO de la futura película, Mr. Bagel.]




Ingredientes. (para 6 bagels)

Para la esponja.
· 1,5 g de levadura seca de panadería.
· 250 g de harina de panadería o de fuerza (100 g de W300 y 150 g de W180).Aquí podéis encontrar información sobre los tipos de harina de trigo, es un post de webosfritos.
· 285 g de agua a temperatura ambiente.

Para la masa final.
· Toda la esponja.
· 0,75 g de levadura seca de panadería.
· 240 g de harina panadera.
· 10 g de sal.
· 4,5 g de malta diastásica.
· 7,5 g de jarabe de malta. Yo no tenía, utilicé la misma cantidad de sirope de arce.

Para la cocción.
· 3 L  de agua.
· Una cucharadita de bicarbonato sódico.

Para el acabado.
· Semillas de sésamo, amapola, etc.

Preparación.

La esponja.

1. En un bol mezclamos la harina con la levadura. Vamos añadiendo el agua poco a poco y removemos hasta que no haya grumos. Tiene que quedar una consistencia similar a la masa de las tortitas.

2. Cubrimos con un film y dejamos reposar unas dos horas hasta que doble su volumen.

La masa. La receta original trabaja con amasadora. Yo no tengo. Al comienzo utilicé mi máquina de varillas eléctricas con su accesorio "ganchos" y después mis manitos.

3. En un bol capaz ponemos la totalidad de la esponja y la mezclamos con la levadura.

4. Añadimos ahora la harina y las dos maltas. Nos reservamos una taza de harina. Amasamos con el gancho hasta conseguir una bola homogénea e incorporamos la harina restante para reforzar la masa.

5. Ahora amasamos hasta que la masa pase la prueba de la membrana, unos 10 minutos, quizás algo más si lo hacemos a mano. Virginia nos dice que la masa ha de quedar brillante y maleable, pero no pringosa. Si vemos que se quiebra salpicamos con unas gotas de agua.Esta es la parte difícil, en la que hay que coger ojo y probar. Pero es una masa agradecida, así que como yo, lo vais a conseguir.

División de la masa y formado de panecillos.

6. Dividimos ahora la masa en seis porciones de aproximadamente 130 g cada una. Utilizad la báscula.

7. Cogemos cada porción de masa y boleamos. Esto quiere decir darle forma redondeada a la masa. Se pone la porción sobre una superficie algo humedecida, se ahueca la mano y se presiona dando vueltas sobre la mesa hasta que que quede redondita. Os dejo aquí un vídeo de webosfritos donde podéis visualizar el proceso de bolear a partir del minuto cuatro.

8. Dejamos reposar unos 20 minutos para que la masa se relaje. Mientras preparamos una bandeja de horno forrándola con papel de hornear pulverizado con aceite. Yo utilicé dos bandejas.

9. Pasado el tiempo de reposo vamos a formar los toros. Hacemos un agujero en el medio, introducimos el pulgar y vamos dando vueltas al panecillo hasta conseguir un orificio de unos 5-6 cm de diámetro. Tenéis que tener cuidado de que tenga la misma cantidad de masa en todas sus secciones.

10. Colocamos los panecillos en las bandejas previamente preparadas. Dejamos reposar de 20 a 30 minutos.

11. Es el turno de la prueba de flotación. Llenamos un bol con agua fresca. Introducimos un bagel y si flota durante diez segundos, está listo para la segunda fermentación. Si no flota, los dejamos reposar 15 minutos más y volvemos a probar. Repetimos hasta que finalmente floten.

12. Secamos el bagel conejillo de indias con cuidado. Ojo, el papel de cocina se pega. Pulverizamos todos los bagels con aceite, tapamos con papel film y los llevamos a la nevera.

13. Dejamos fermentar en frío de un día para otro.

Cocido y horneado.

14. Sacamos los bagels de la nevera y precalentamos el horno a 260 ºC. El horno de mi casa sólo alcanza los 250 ºC y salieron bien igualmente.

15. Ponemos una olla amplia con los 3 L de agua y el bicarbonato sódico. Llevamos el agua a ebullición. Necesitamos conseguir un punto de suave borboteo.

16. Introducimos los bagels en el agua de uno en uno cociéndolos aproximadamente 45 segundos por cada lado. Para llevar los bagels a la cazuela no los cojáis con la mano. Recortad el papel sobre el que están apoyados y transportarlos con el papel hasta la olla y dejadlos caer suavemente.

17. Sacamos cada bagel del agua con la ayuda de una espumadera y depositamos en la bandeja de nuevo forrada con papel de horno pulverizado con aceite. Es el momento de espolvorear las semillas de sésamo.

18. Introducimos la bandeja en el horno, nivel intermedio. Mantenemos durante 5 minutos, giramos la bandeja 180º, bajamos la temperatura a 230 ºC y horneamos durante 10 minutos más. 

19. Retiramos los bagels del horno. Los dejamos enfriar, tardan aproximadamente 15 minutos. Abrimos y rellenamos.

Recomendaciones.

Tabla de tiempos.

Formado de esponja | 5 minutos.
Reposo esponja | 2 horas.
Formado de masa y amasado | 20-30 minutos.
División y boleado de bagels | 10 minutos.
Reposo de bolas de bagel | 20 minutos.
Formado de toros | 10 minutos.
Reposo de toros |  20-30 minutos.
Prueba de flotación | 3 minutos.
Segunda fermentación en frío | 18-24 horas.
Cocido de bagels | 10 minutos.
Horneado de bagels | 15 minutos.
Enfríado de bagels | 15 minutos.

- Seguid todo al pie de la letra. No hay mucho lugar a la improvisación. Eso después, con los rellenos.
- Hay que consumirlos en el día preferiblemente. No aguantaron mucho tiempo tiernos.
- Posible relleno salado: pollo asado, queso brie, canónigos y mostaza.
- Posible relleno dulce: queso de untar y mermelada de frambuesa.
- He intentado referenciar la entrada lo máximo posible para que no queden dudas sueltas.
- Como veis en las fotos finales sólo salen cinco bagels. Hubo que sacrificar uno para todas las pruebas. Ya os enseñaré su foto.




pan de molde de cerveza del jerte

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Acabé el año pasado con pan y empiezo el 2015 con más pan porque ya se sabe que pan con pan... y por eso estamos todos aquí. Que no. Que vamos a iniciar año con buen pie y una sopresa. Os la cuento.

Yo tengo un primo —bueno, en realidad tengo tropecientos, a cada cual más peculiar— al que no puedo querer más. Y
Blas tiene a Jana a la que tampoco podemos querer más. 

Allá en sus tiempos mozos, aunque dicen que ya no son jóvenes yo creo que eso no es cierto, se juntaban con cuatro biólogos más para pasar las tardes de domingo. Como eran biólogos experimentaban con levadura. Y como les gustaba la cerveza escribían tesis doctorales sobre bichitos. O al revés. Pero esos bichitos, digo pinitos, anteriores al boom cervecero-casero que nos rodea, quedaron ahí latentes.

Pasaron los años y después de aquellos pinitos vinieron los castaños. Ya os avisé de que eran biólogos y todo está siempre relacionado. ¿Y qué castaños? Los que han sabido cuidar, mantener y trabajar en el estupendo Valle del Jerte. ¿Dónde los cerezos? Sí, donde los cerezos... 


De las mejores castañas de esos castaños nace Monteña, una cerveza artesana que han sacado adelante Blas y Jana con valentía, esfuerzo y sonrisas. Como sólo ellos saben hacer. Y que además está de puta madre. ¡Hala! Ya salió mi vena artística.

Etiqueta elegante de Laura Recio.
 
Me han dado cajas y cajas para que, en un acuerdo simbiótico entre Cortapicos y Monteña, yo aumente el I+D del blog buscando recetillas para ella y vosotros podáis conocerla y os den ganas de probarla.

¿Se puede pedir más?


Sí, que servidora no se beba todas las cervezas antes de haber perpetrado las recetas. Porque si no, no van a salir las cuentas.


Para estrenar año y molde autoregalo de cumpleaños voy a empezar con un pan de ídem. Este verano conocí a un chico checo que solía decir: Wine is wine, vodka is vodka but beer is bread. Sabéis también que este verano conocí gente muy rara.

* Se observa con criterio que pan y cerveza van de la mano. También se observa que no se llevan del todo mal con el jamón de las mismas tierras que Monteña. Se observan, por supuesto, sobornos de esa índole.

** OJO al plato que me ha regalado la Reina Pili. ¡Gracias!


La receta está adaptada de La Cocina de Babel. He cambiado la cantidad de levadura y alargado en consecuencia los tiempos de levado. Sustituí la harina de centeno por fariña de trigo integral do país porque tenía que introducir una variable local, se non, morría da pena. 

Ingredientes.

· 200 g de harina de trigo integral.
· 330 mL de Monteña.
· 175 mL de agua.
· 4 g de levadura.
· 450-500 g de harina panadera. 
· 2 cucharaditas de sal.

Preparación.

1. Mezclamos en un bol la harina de trigo integral con la levadura. Incorporamos el agua y la Monteña templadas. Mezclamos bien, nos queda una masa líquida. Tapamos y dejamos fermentar aproximadamente hora y media.

2. Después de ese tiempo añadimos la harina panadera y la sal. Es importante no añadir toda la harina de golpe. Lo hacemos paulatinamente. Posiblemente no sea necesaria toda esa cantidad, en esta ocasión utilicé 470 g. Amasamos durante cinco minutos. La masa tiene que ser suave, elástica y no demasiado pringosa. Es útil embadurnarse las manos con un poco de aceite antes de amasar. Si veis que la masa es muy repugnantiña dejadla reposar un rato y volveis a amasar después de 10 minutos.

3. Hacemos una bola con la masa y la depositamos en un cuenco amplio engrasado. Dejamos leudar durante un par de horas o hasta que doble su volumen.

4. Enharinamos una superficie y depositamos la masa leudada sobre ella. Apretamos con los nudillos para desgasar la masa. Estiramos formando un rectángulo de aproximadamente 20 x 30 cm. Aquí os explico mi lío. Las cantidades indicadas son para un molde de 30 cm de largo aproximadamente. Mi molde es de 20 cm y por eso me ha salido un pan tan tan alto

5. Enrollamos el rectángulo de masa y sellamos los extremos apretando con los dedos.

6. Colocamos el pan con la junta hacia abajo en el molde engrasado y dejamos leudar de nuevo hasta que vuelva a aumentar su volumen a casi el doble, una hora bien larga en mi caso.

7. Precalentamos el horno a 200 ºC. Introducimos el pan 10 minutos a esta temperatura y posteriormente lo mantenemos otros 20-30 minutos a 180 ºC. Finalmente podemos desmoldar con mucho cuidado y hornear 5 minutos más sobre una rejilla para conseguir un dorado homogéneo. Lo dice Mr. Yarza en su libro.

8. Dejamos enfriar sobre una rejilla.

Recomendaciones.


- Es mi primer pan de molde y ha salido así de bien. No tengáis miedo, es asequible. No busquéis parecidos con el comercial. No tiene nada que ver, pero tampoco hace falta ;)
- Acompañad con cosas güenas por encima y una Monteña bien fresquita.

¡Salud!

¡Olé mi Tía Pili!

coliflor asada con naranja e hinojo

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Cuenta Mikel Iturriaga en la intro de esta receta que ahí donde lo veis echarle verdurillas a la naranja data de los tiempos de maricastaña. Resulta que ya era tradición en la corte de Felipe III. Hoy en día no sé si comen coliflor en los palacios de su sexto tocayo aunque supongo que eso no es relevante. A nosotros nos tiene que quedar claro que no vamos a separar aquello que tan buenas migas hace. Además sumaremos un tercer compañero de viaje, el hinojo, que decidirá en caso de duelo. 

Retrocedamos unos cuantos siglos en el recetario peninsular y demos la bienvenida a los fríos invernales. Adéntrese en la lectura, vuestra merced.

De las ingeniosas razones que nos condujeron a tan excelso plato y de como tan valerosa aventura se desenvolvió.

Ingredientes.

· Una coliflor.
· Un bulbo de hinojo.
· 2 ó 3 zanahorias.
· Una naranja grande.
· Un limón.

· Aceite de oliva.
· 1/2 cucharadita de comino.

· 1/2 cucharadita de pimentón agridulce. 
· Un diente de ajo. 
· Sal y pimienta negra.
· Una cucharada de azúcar moreno.
· Una cucharada de vinagre.

Preparación.


1. Lavamos la coliflor y la cortamos en ramilletes. Pelamos las zanahorias y las cortamos en cuartos. Lavamos el bulbo de hinojo y lo partimos en octavos.

2. En una olla con agua hirviendo con sal cocemos las zanahorias durante 5-10 minutos. Retiramos y escurrimos. En el mismo agua escaldamos la coliflor un par de minutos.

3. Precalentamos el horno a 230 ºC.

4. Exprimimos el zumo de medio limón y de media naranja.

5. Preparamos la marinada con dos cucharadas del zumo anteriormente exprimido, una pizca de pimentón y otra de comino, una cucharada de vinagre, dos cucharadas de aceite y sal y pimienta al gusto.

6. En una fuente colocamos las hortalizas, la media naranja y el medio limón que no fueron exprimidos. Impregnamos las hortalizas con la marinada.

7. Horneamos durante aproximadamente 20 minutos. Si vemos que se doran muy pronto los alimentos, ponemos un papel de aluminio por encima. 

8. Preparamos una aliño con el resto del zumo y aceite de oliva, azúcar, sal y pimienta. Las proporción del aliño puede ser tres partes de aceite por una de zumo. Vertemos el aliño sobre la coliflor y servimos.

Recomendaciones.


- Si os gusta un toque amargo, podéis incorporar también a la vinagreta el zumo de la naranja y el limón horneados.
- Para mí gusto fue demasiado pimentón. Utilicé una variedad agridulce de la Vera pero en la próxima ocación voy a reducir la cantidad a nada más que una miaja.

merluza en salsa verde

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Las semanas pasan volando y sospecho que alguien o algo me roba las horas. Y no, no me refiero a la parca, no soy tan darks. Solo sé que ayer comía polvorones y hoy estoy hincándole el diente a las orejas. Mi calendario objeta que ha pasado un mes. Tiene la sartén por el mango y ha pasado a ejecutar el control de mi espacio tiempo de forma implacable. Todo forma parte de una conspiración. Ha comenzado la revolución de los almanaques.

Su objetivo está claro. Que no publique, que no cocine, ¿que no coma? Ja. Esto todavía no lo intentan, los calendarios son gente fría, calculadora y sensata, no la Armada Invencible. Resultan un gremio muy bien organizado. Además han sabido ponerle el toque dramático a esta batalla digna de los hombres grises buscándose dos buenos aliados.

En el ala derecha, peso pluma, guerrillera pero todavía liviana nos encontramos a mi conciencia PFC. Tiene mucho, pero que mucho potencial esta jovenzuela. Poco a poco irá encontrando su hueco en el equipo. Y en la retaguardia se encuentra posicionado el estelar fichaje invernal, Caña, una bolita de pelo adorable cuya principal característica es ser un agujero negro de recibir mimo. Cerrando filas, la siempre puntillosa directora de orquesta, doña Agenda, Agencia y sus derivados.

Ante este panorama me hallo, queridos y queridas. En una crono constante que algunas veces sí me deja cansada. Pero para combatir y recuperar mi esplendoroso pasado —¡suéltame pasado!— decido recurrir a recetas de aquella gloriosa época. Me retrotraigo hasta Picadillo y la Marquesa de Parabere, es decir, a mis años mozos que sé que no me fallan. Antes de que me digáis que se me ha ido la olla con el salto temporal y que sigo siendo una chicuela, ocupada, pero chicuela, recordad que todo tiempo pasado, fue anterior ;)

Invitaría a Les Luthiers a comer esta merluza en salsa verde. Y a vosotros. Ahí, detendría el tiempo.

PD. Que puñeteras son las fotos de los peixes.

Ingredientes. (2 personas)

· Dos cebollas pequeñas.
· Dos dientes de ajo pequeños.
· Perejil abundante.
· Dos rebanadas de pan.
· Un chorro de vinagre.
· Un vasito de vino.
· 250 mL de caldo de pescado.
· Aceite de oliva.
· Sal.
· Dos rodajas de merluza. 
· Un puñado de guisantes frescos.


Preparación.

1. Ponemos una sartén al fuego con cuatro o cinco cucharadas de aceite y freímos dos rebanadas de pan. Cuando estén doradas las retiramos y las secamos con papel absorbente.
2. Pelamos y picamos la cebolla finamente. La echamos en la sartén y comenzamos a pocharla a fuego medio.
3. Mientras, machacamos en un mortero las rebanadas de pan empapadas con un chorro de vinagre, los dos dientes de ajo y un par de cucharadas de perejil picado fresco.
4. Cuando la cebolla esté dorada añadimos el majado del mortero y un vasito de vino. Aprovechad bien el fondo del mortero rebañando con un poco de vino si fuera necesario.
5. Hervimos durante un par de minutos para que el alcohol se evapore e incorporamos el caldo de pescado y removemos para que la salsa comience a ligar. Salpimentamos.
6. Echamos la merluza y los guisantes frescos. Cocemos durante 4 o 5 minutos por cada lado de la merluza.
7. Cuando el pescado esté a nuestro gusto, rectificamos de sal y espolvoreamos con abundante perejil fresco antes de servir.

Recomendaciones.

- Esta vez no tenía caldo de pescado, que es lo suyo, y lo hice con caldo de verduras. Con un par de huesos de rape o espina de pescadilla y la parte verde de un puerro ya llega. Eso sí, cuanto mejor esté el caldo, mejor será el resultado.
- Acompañé con unas patatas asadas de esas que es un coñazo pelar pero luego quedan muy resultonas.
- Con estas cantidades sale bastante salsa. Si no sois como yo de mojar un bollo entero de pan, podéis aprovecharla para un arroz.

pan con chocolate

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Llevo un día pletórico a ritmo de conducir con cancioncillas animosas. Tengo que empezar a pensar en bajar las revoluciones dadas las horas que son y lo que toca madrugar mañana. Mi descansillo huele a canela —y mis vecinos husmean detrás de la puerta con curiosidad— por hornear bica a las doce ante merídiem. Es la mejor forma de rematar un día que comenzó pensando que tenía que moderar un debate entre adolescentes en la capilla de un colegio jesuita. Padre, no te asustes, finalmente no fue eso lo que sucedió.

También he llegado a la conclusión de que me resultan necesarias las tareas en las que solo puedo pensar en aquello que estoy haciendo. Igual deberían ser muchas más de las que son, pero mi mente dispersa tiende a la entropía. Pero eso no me pasa nadando, al bailar o cuando meto las manos en la masa. Por eso me entretiene hacer pan. No pienso yo y gana el mundo. Concentrémonos pues en sacar todo el potencial que tiene que Lu piense sólo en una cosa y que esa cosa sea pan con chocolate para merendar.

La receta es de inspiración y plagio del blój de Miss Vinagre, que no es el de vuestras madres y en el que siempre que una entra, babea, ríe y aprende y no necesariamente en ese orden :)




Ingredientes.

· 500 g de harina.
· 5,5 g de levadura seca de panadería.
· 240 mL de agua.
· 85 g de azúcar.
· 50 g de miel.
· 2 huevos grandes.
· 125 g de chocolate picado en trozos.
· 2 cucharaditas pequeñas de sal.
· Un huevo batido para pincelar.

Preparación.

1. Juntamos en un bol la harina, el azúcar y la sal. En otro recipiente mezclamos el agua tibia con la levadura y esperamos un ratito hasta que esta burbujee.

2. Añadimos la mitad de la mezcla de harina, azúcar y sal al agua con levadura. También incorporamos la miel. Mezclamos bien con la rasqueta hasta que esté todo homogeneizado. Tapamos con un trapo y reposamos aproximadamente media hora.

3. Incorporamos los huevos de uno en uno y removemos bien.

4. Ahora toca ir incorporando el resto de harina y los trocitos de chocolate. Nos podemos ayudar de una amasadora, de los ganchos de una varilla o amasar con las manos. Esta es la opción más divertida. Es una masa pegajosa pero no hay que desesperarse. Podemos amasar un par de minutos, dejar reposar la masa otros diez y repetir la jugada. Así será mucho más fácil. Cuando tengamos una bola lisa y medianamente manejable la trasladamos a un bol aceitado, la cubrimos con un trapo y la dejamos leudar como mínimo una hora.

5. Colocamos la bola sobre una superficie ligeramente enharinada y la desgasamos. Para esto apretamos la masa suavemente con los nudillos. Dividimos en dos partes iguales que a su vez subdividimos en tres. 

6. Se trata de hacer dos trenzas diferentes así que estiramos cada una de esas tres partes en tiras largas y procedemos a su trenzado. No voy a dar consejos sobre esto porque me falta mucha maña todavía.

7. Depositamos las trenzas sobre una bandeja cubierta con papel de hornear. Las dejamos leudar por lo menos otra media hora.

8. Calentamos el horno a 190 ºC. Pincelamos las trenzas con huevo batido.

9. Horneamos durante 30 o 35 minutos. Si se dora demasiado pronto debemos cubrirlas con papel de aluminio.

Recomendaciones.

- Una de las trenzas probé a hornearla en un molde de madera reutilizable para ver qué tal. Se perdió un poco la forma de trenza porque creo que ese molde era pequeño.
- Vigilad los tiempos de leuado. En mi casa ese día hacía frío y tuve que aumentar al doble sistemáticamente todos los tiempos. Cierto es que esto no me importa porque los leudados lentos y en frío para las masas siempre quedan bien.
- En la receta original aumentan 20 g más de harina. Si veis que os hace falta, adelante, pero no os paséis. También sube la levadura a 7 g pero los sobres que yo tengo en casa son de 5,5 g así que me arriesgué y funcionó. Esto también es significativo para el tiempo de los leudados.
- Usad un chocolate que os guste mucho.
- Para manejar la masa es necesario tiener paciencia. Resistid la tentación de añadir más harina si es posible. Utilizad los amasados cortos con intervalos de reposo y aceitad vuestras manos para una mayor comodidad. Preferiblemente utilizad aceite de girasol o de oliva suave por el tema del aroma.
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